domingo, 12 de marzo de 2017

Me olvidé

Era un 25 de Febrero cuando me levanté temprano para ir a trabajar, el viaje hasta capital no era muy largo pero sí tedioso.  Siendo un total de siete estaciones a recorrer, más luego un pequeño viaje en subte, lo más tedioso eran las personas. Irrespetuosas, capaces de crucificar a su madre por un asiento en esa imitación de camión con rumbo al matadero. Yo con estar parado al lado de la puerta recostado contra la pared ya era suficiente para mi alma azotada por látigos mentales.
Nunca llegaba con una sonrisa al laburo, por lo general hacían chistes sobre eso, a mí me tenían cansado, lo importante era que fuera e hiciera mi trabajo, a la computadora no le importaba si cuando apretaba sus teclas lo hacía con una sonrisa o con el ceño fruncido y resoplando cada dos minutos y con gestos de cansancio.
Pero hubiera deseado que la expresión con la que me recibieran ese día fuera de burla por mi aspecto. Más bien me ignoraron primeramente, lo cual yo agradecí porque pensé que ese día me salvaba de azote. Pero luego ellos entraron y yo quise entrar atrás suyo para fichar y todos se dieron vuelta en seco mirándome extrañados, sin prestares atención les pedí permiso para poder fichar. Pero el más grandote de mis compañeros me tomo de mi mano, la que ya tenía el pulgar levantado y me dijo:
_ Disculpe señor ¿Se le ofrece algo? El horario de atención empieza a las once horas.
Yo obviamente pensé que me estaban tomando el pelo o no sé que pensé, ante cosas así no suelo reaccionar directamente porque no les quiero dar el lujo de ver cumplido su cometido pseudo- chistoso de mono prefabricado por la televisión.
Con un movimiento en seco solté mi mano, volviendo a acercarme al fichero.
Mi compañero esta vez me tomo de los hombres con tal fuerza que me direccionaba lenta pero eficazmente hacia la salida, y con tal calma que nadie podría culparlo de agresión. De la que sí me culparían a mí,
_ Dale pelotudo que mierda te pasa, deja de joder la concha tuya.
Parecía un trapo tonto y retrasado intentando zafarme, para cuando me solté no fue por mí, sino porque mi compañero usando mi propia fuerza me dio un ligero empujoncito y me caí de boca al piso, cerrando la puerta tras de sí.
Mi nariz y mi boca sangraban, saborear mi sangre me hizo llenar de resentimiento y empecé a darle patadas a  la puerta, gritando:
_Déjenme pasar la concha de su madre, vos Fede  sé que estás ahí, abrime la puta que te pario, no me vas a robar el laburo como hiciste con todos. Dale forro abrime o te juro que te reviento el auto, te lo quemo. TE LO QUEMO EH!!! ABRIMEEEE… hasta que dí una arcada del esfuerzo.
Eso me hizo caer en la cuenta de que así no iba a lograr, a lo sumo tenía que ir a la sede del sindicato para denunciar a estos corruptos hijos de mil puta por despido sin causa.
Les voy a hacer un juicio, voy a arruinarlos, especialmente a la puta de mi gerenta que me forreo todo este tiempo, les voy a sacar toda la plata, voy a inventar injurias para sacarles lo más posible para que terminen en la calle como pretenden que yo termine. Pero yo no, yo soy más fuerte, nadie me vence, voy a escupir sobre su pobreza.
Pero primero tenía que volver a mi casa a ducharme, necesitaba estar presentable para  ir al sindicato. Y hablar esto con Lucía seguro me va a hacer bien, ella siempre me da buenas ideas, me sugiere cosas que a mí no se me hubieran ocurrido.
Como esa vez que me sugirió pasar mi lesión de tobillo como un accidente laboral, que teóricamente me habría ocurrido bajando del tren en el tumulto, cuando en realidad me pisaron jugando al futbol.  Pequeñas cosas pero que me alivianan bastante, porque pensé que iba a perder el trabajo por inútil, y al final ellos me tuvieron que pagar la rehabilitación y yo como pancho en mi casa con mí cogiendo todo el día.
Sí, ella va a saber ayudarme, y sobre todo, va a compartir mi sentimiento de venganza, no, más bien, de resarcimiento.
Esta vez el viaje de vuelta a mi casa es tranquilo, obviamente a esa hora nadie se va de capital, así que aproveche a dormirme una siesta, me despeine, y aparte como hacía calor, me compre una botella de agua solo para tirármela en la cabeza. Al llegar a la esquina de mi casa ninguno de los vecinos chusmas me interrogó por verme a esa hora, solo me miraron con cierta mirada de extrañeza pero por suerte a ninguno se le ocurrió hablarme, solo tenía ánimos para mi novia.
Pero  por lo visto ella no tenía ánimos de mí, ya que estaba con la cara apoyada contra la pared con un vecino atrás suyo, Pablo, era muy obvio como siempre la miro a mi novia, pero nunca hubiera sospechado que ella le siguiera el juego, siempre creí en ella como la muestra de pureza más grande en el mundo.
Esto era demasiado, primero mi trabajo y luego esto, me podrían dar una cachetada que no reaccionaría, estaba bloqueado, todo sucedió tan rápido, que para cuando quise acordar había degollado a Pablo, y la tenía a Lucía abajo mío, con mis rodillas a los lados de su cara y una cuchilla rodeándole cariñosamente el cuello, acariciándola como mi último acto de amor hacia ella.
Lo que primero parecía un grito lejano, pensé que era un vecino gritando alarmado, pero cuando la realidad fue ganando nitidez para mí, bajé la mirada y me di cuenta que la que gritaba era Lucía, que llorando, no dejaba de decir:
_ ¿Quién sos? ¿Por qué haces esto? No te conozco, ¿Qué te hicimos para merecer esto? Por favor no me mates, hago lo que quieras pero no me mat…
Con un movimiento casi reflejo ante la maraña de sinsentidos que decía mi compañera de vida, mi brazo acabo rápido con su garganta y su vida.
No me molesté en arreglar la escena, la de las buenas ideas siempre fue Lucía, y tampoco quería, con que necesidad, por más que logre escapar ya no tengo ningún propósito en la vida, todo lo que quería se fue, no tengo trabajo y asesine a dos personas. Lo único digno que podía hacer era llamar a mis padres para que se enteren por mí y no por unos periodistas sensacionalistas que me harían quedar como un enfermo, cuando la enferma es la sociedad, podrida hasta la sien, que me llevo  a hacer esto.
_Hola má, mate a lucía má, le corte la garganta y también a su amante, mi vecino Pablo, el que vino a tomar mates a veces cuando estábamos nosotros, a él le arrastre el cuchillo por la columna, en realidad no se ni como lo hice, solo se que tiene un tajo vertical a lo largo de toda la espalda y lo suficientemente profundo para que todavía no le deje de burbujear sangre. Estaba en trance ma, por favor, solo imploro tu perdón.
_ ¿Luciano?
_No ma, soy fer, que pasa no me reconoces
_ No tengo ningún hijo fer se debe haber equivocado de numero
_Pero mama que te pasa
No me dio respuesta, ya había colgado.
A medida que hablaba había escuchado los gritos de los vecinos, decidí salir, total, no me iba a oponer a mi arresto. En el medio de la calle de tierra, todo ensangrentado era todo un espectáculo, me saque la remera, hacía calor y la sangre me empezaba a incomodar.
El patrullero llegó, los oficiales pasaron al lado mío, en unos minutos cercaron la escena y se llevaron los cuerpos en una bolsa. Pasaron cuarenta minutos y nadie me decía nada.
Hasta que un oficial me dirigió la palabra, cuando  vi que el uniformado se acercaba a mí para hablarme casi que me alegre porque sabía que mi castigo y posterior redención llegarían. Pero solo dijo
_ Señor por favor, aléjese, hubo un crimen aquí y el asesino anda suelto, refúgiese en su casa, es lo mejor.

El oficial siguió apartando a los chusmas del barrio, y a lo lejos vio como el individuo sin remera doblaba en la esquina y se perdía.

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